domingo, 30 de octubre de 2011

UNA VELA PARA ELENA



Esta vela es para Elena y creo que no tengo que deciros para cual de todas las Elenas que andan por la blogosfera, sólo hay una que nos haya pedido una vela y que nos acordemos de ella.

Pues Elena, aquí está mi vela, para que te acompañe durante esta noche, que se te hará muy larga, y mañana durante todo el día.

Por lo demás, qué decirte, te esperamos con los brazos abiertos y nuestros ordenadores encendidos para que nos cuentes lo antes posible lo estupenda que estás.

Muchos besos y abrazos de oso, que son los más fuertes.


viernes, 28 de octubre de 2011

PATATAS AFRICANAS



La cocina africana es todo un mosaico gastronómico en el que prácticamente cada ciudad y cada aldea disponen de sus propias recetas, en las que los platos aparecen condicionados en función de los alimentos disponibles y los condicionantes geográficos y climáticos.

Uno de los elementos comunes de la cocina africana es el plato único y la elaboración artesanal de las recetas. África es un continente donde el tiempo fluye, donde no se concibe la prisa y el ritmo frenético de nuestras vidas.


Para el pueblo africano la comida constituye un vínculo y por eso, a las visitas, parece ser que en la mayoría de las ocasiones son inesperadas, se les ofrece agua y algún plato sencillo que el visitante debe aceptar como muestra de gratitud.
 
En lugares que han sido colonia, como Ciudad de El Cabo, su gastronomía está marcada por los gustos de aquellos colonos, que pueden percibirse en platos como las "boerwors" (salchicas adobadas) holandesas, el cultivo de la vid, introducido por los franceses, o el arroz y el curry, los preferidos por los esclavos ingleses en tierras africanas.

Muestra de su influencia son estas patatas con curry y limón.

Tanto la receta como la información ofrecida se extraen del libro "Cocina africana paso a paso" de la colección Sabores del Mundo editada por el Diario de Navarra.


NECESITAMOS:

- 1 kg. de patatas.
- 1 cebolla.
- 1 diente de ajo.
-1 limón.
- Perejil.
- Agua.
- Aceite vegetal.
- 4 cucharaditas rasas de curry.
- 1 cucharada de tomate concentrado o 2 de tomate frito.
- Sal.


LO HACEMOS:

Picamos la cebolla, el ajo y el perejil  finamente y lo reservamos.

Exprimimos el limón y reservamos su jugo.

Pelamos las patatas y las cortamos en dados de 2 ó 3 cm. Las colocamos en una cazuela y las cubrimos con agua; salamos y ponemos la cazuela al fuego.

Cuando el agua hierva bajamos el fuego a medio y dejamos hervir durante cinco minutos, o algo más según la patata. Las patatas no deben quedar demasiado cocidas para que no se nos rompan; estarán en su punto cuando al pincharlas notemos que aún están un poco duras.

Escurrimos las patatas y las dejamos enfriar.

Calentamos tres o cuatro cucharadas de aceite en una cazuela y añadimos la cebolla picada. Cuando ésta se dore añadimos el ajo picado y cocinamos aproximadamente un minuto. Pasado este tiempo incorporamos el curry lo movemos para mezclarlo bien y que no se nos queme; rápidamente añadimos el tomate, removemos y dejamos sofreír durante unos diez minutos (si usamos el tomate fritos con un minuto será suficiente).

Vertemos en el tomate el zumo de limón y añadimos el perejil, salamos y removemos para integrar los ingredientes.

Incorporamos las patatas y añadimos un poco de agua fría para cubrir la base de la cazuela. La razón por la que se pone poca agua es por que se trata de que las patatas tomen el sabor del guiso, no de que se cuezan, ya las cocimos con anterioridad.

Tapamos la cazuela y dejamos cocinar unos diez minutos a fuego muy suave. Comprobamos que las patatas ya están cocidas y retiramos del fuego.

Estas patatas pueden comerse solas, ya que por su sabor no necesitan ningún tipo de acompañamiento o junto a una carne o pescado a la plancha.

domingo, 23 de octubre de 2011

TARTA DE CASTAÑAS.

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Estas tartas la preparé el otoño pasado y entre una cosa y otra no pude publicarlas.

Cuando llegó la época de las castañas, la asociación de ocio y tiempo libre de mi parroquia salió a castañas, con la mala suerte de que mi marido trabajaba y no pude ir.

Conchi y Gonzalo se acordaron de mi y me trajeron dos kilos de castañas con los que preparé estas deliciosas tartas. La cubierta con azúcar glass fue un regalo para ellos por su amabilidad y la otra, ya os lo imagináis, para los adictos al chocolate de mi casa.

Se trata de una receta un poco laboriosa, hay que pelar, cocer y volver a pelar las castañas, pero os aseguro que el trabajo merece la pena.

La receta, como casi siempre que toca dulce, es de María José, con quien tengo asegurado un postre rico, rico y sin problemas en su hechura. Para aligerar la labor de pelar las castañas, Su de Webos Fritos publicó un post con su truco para facilitar el trabajo.

Por lo demás, la receta es muy sencilla y de estupendos resultados.

NECESITAMOS:

- 500 gr. de castañas peladas.
- 200 gr. de azúcar.
- 3 huevos.
- La leche necesaria para cocer las castañas.
- 200 ml. de nata para montar.
- Azúcar glas y chocolate de cobertura.


LO HACEMOS:

Pelamos las castañas y las cocemos en leche durante media hora. Tras cocerlas y una vez que estén templadas, las volvemos a pelar quitándoles la piel marrón que las cubre.

Mientras que el horno se va calentando a 180ºC, separamos las claras de las yemas y reservamos ambas.

Engrasamos y enharinamos el molde que vayamos a utilizar.

Mezclamos en el vaso de la batidora las castañas y la mitad de la nata y hacemos un puré con ello; después, le añadimos el resto de la nata, el azúcar y las yemas y seguimos batiéndolo hasta obtener una masa fina.

Montamos las claras a punto de nieve y las incorporamos a la mezcla con movimientos envolventes para que no se nos baje el punto de nieve.

Volcamos la masa en el molde ya preparado y horneamos unos 20 minutos, hasta que esté dorada.

Una vez fría la espolvoreamos con azúcar glass o preparamos un chocolate de cobertura y cubrimos con él la tarta.

El trabajo merece la pena, no os arrepentiréis...

domingo, 16 de octubre de 2011

PINCHOS DE MORCILLA CON CHOCOLATE



A Belén, a Rubén  y a sus habilidades culinarias.

Esta combinación de morcilla y chocolate fue la ganadora el año pasado del concurso de pinchos en las fiestas de Salamanca.
La familia de mi marido es salmantina y en las vacaciones de Semana Santa y verano nos acercamos unos días a verla.
Este agosto en casa de nuestro primo Carlos, Belén, su chica, y el hijo de ésta, Rubén, me dejaron ser su pinche de cocina y ayudarles a preparar una cena de esas largas y suculentas y allí, entre platos, cuchillos y mucho jaleo aprendía este pincho tan sorprendente como rico.


NECESITAMOS:

Una morcilla de Burgos.
- Sirope de chocolate o una tableta de chocolate con leche.
- Pan.
- Aceite para freír la morcilla.


LO HACEMOS:

Hacemos rebanadas con el pan lo suficientemente gruesas para que soporten el peso de la morcilla  y las reservamos.

Partimos la morcilla en medallones con el grosor que más nos guste; salamos y freímos la morcilla. Reservamos en un papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.

Montamos los pinchos.

En cada rebanada de pan ponemos un trozo de morcilla. Si optamos por el sirope regamos los pinchos con éste, a gusto de los comensales. El chocolate posee un sabor capaz de tapar el de la morcilla, eso es algo que a mí, chocolatera empedernida no me importa, pero debemos de cuidar este aspecto para que sea del gusto de todos los que se sienten a la mesa.

Si habéis elegido preparar vuestros pinchos con chocolate ponéis en cada pincho una onza y los introducís al microondas con cuidado para que el chocolate se deshaga y no se queme.

Como veis un pincho sencillo, para el que no hace falta complicarse mucho y con unos resultados...
probadlo.

miércoles, 5 de octubre de 2011

TRUFAS


A María Jesús por su generosidad.

Mi suegro ya es muy mayor, tiene una demencia senil muy avanzada y por lo único que se le ve demostrar interés es por los dulces. Le encantan el chocolate, los donuts, las natillas... todos esos caprichos que sean muy dulces y fáciles de tragar, así que siempre le llevamos algo.

De todas las cosas, lo que más le gustan son los bombones y, ahí, debemos tener mucho cuidado para que no lleven avellanas, almendras, coco...que no puede tragar y por supuesto, sin alcohol. Durante mucho tiempo he buscado, sin tener suerte, aromas de almendra y avellana para prepararle bombones caseros que no llevaran más que chocolate. 

Buscando la receta "divina" le pregunté a Rebeca si ella conocía alguna que se adaptara mis necesidades y me dijo que no había preparado bombones, pero de repente se iluminó y recordó que su cuñada María Jesús, toda una experta en trabajar el chocolate (he probado alguna de sus recetas), preparaba unas trufas de impresión. Así pues, llamó a su cuñada y ésta rauda y veloz le pasó la receta de la cual salieron las deliciosas trufas que veis en la foto.

Muchas gracias María Jesús por compartir esta receta tan deliciosa con nosotros, ya que todo aquel que la pruebe la tendrá en su recetario para siempre.

Es una receta sencilla, económica (menudo precio tienen las trufas en las confiterías) y de resultados espléndidos y si no ya me diréis.

NECESITAMOS:

- Una tableta de chocolate de cobertura, yo usé el fondant de Mercadona.
- Dos cucharadas de leche.
- Dos yemas de huevo.
- 75gr. de mantequilla.
- Para adornar, cacao amargo, fideos de chocolate, fideos de colores, coco rallado... lo que más os guste.
- Cápsulas rizadas para trufas.


LO HACEMOS:

En un cazo ponemos las dos cucharadas de leche y el chocolate troceado, lo fundimos a fuego suave removiéndolo para que no se queme.
Cuando hayamos obtenido una crema  espesa y sin trocitos de chocolate la retiramos del fuego e incorporamos las yemas y la mantequilla, removemos rápidamente para que las yemas no cuajen y la mantequilla se deshaga.
Dejamos enfriar la crema de chocolate en la encimera y cuando haya perdido todo el calor la metemos en la nevera hasta que se endurezca.

Cuando esté bien fría la sacamos de la nevera y con una cucharilla de postre tomamos porciones de ésta y la redondeamos con mucho cuidado ya que se nos deshará en las manos.

Para adornar las trufas, yo puse en platos el coco, el chocolate en polvo (usé el de Valor para repostería), los fideos de chocolate y los de colores y fui dejando las trufas en ellos y las empujaba con la cucharilla para que rodaran y se impregnaran de los adornos. Luego con mucho cuidado las metí en el papel rizado y rápidamente a la nevera para que se enfriaran otra vez.

Salieron unas treinta. A los niños les encantaron las de los fideos de colores.