martes, 27 de marzo de 2012

HAKKEBOF




Desde hace catorce años las noches de los sábados en mi casa son especiales. Os preguntaréis por qué. Hace catorce años que nació Rodrigo y como vivíamos lejos de abuelos a quienes dejar el niño alguna vez para darnos un respiro decidimos hacerlo en casa.
A pesar de que ya hace casi ocho años que volvimos a casa y contamos con abuelos, el sábado sigue siendo nuestro día y yo preparo platos que mi marido ve en los libros de cocina. La única condición es que los ingredientes se puedan encontrar.

El hakkebof pertenece a la cocina escandinava, así que a la "o" hay que ponerle la línea que la cruza y que el ordenador no tiene.

La cocina escandinava es muy diferente a la mediterránea ya que está condicionada por el clima y la geografía del lugar. Si bien, en ella prima el pescado de excelente calidad, las horas de sol son escasas y los productos agrícolas se reducen a las hortalizas de invierno como la patata, la zanahoria, la coliflor y el brécol. Además la carne de reno es imprescindible en la cocina escandinava, junto a los panes, los productos lácteos, los frutos silvestres y los postres.

En el menú escandinavo destacan los platos de la cultura lapona, en el norte de Noruega, Suecia y Finlandia se prepara, sobre todo, el reno guisado con puré de patatas; en Finlandia hallamos algunas recetas de origen ruso y en Dinamarca quien marca la pauta es la cocina germana.

Los ingredientes del hakkebof son fáciles de conseguir: patatas, carne picada, nata...todos salvo la salsa kulor (con la "o" también atravesada) que le da color oscuro a la carne, yo no la encontré y el plato tiene la salsa blanca, pero aún así estaba riquísimo.

¿Estáis pensando que no conocéis nada de la gastronomía escandinava? Por supuesto que sí, esas galletas de mantequilla tan deliciosas, que se deshacen en la boca y de las que no podemos comer sólo una y al final acabamos con la caja.

La receta de hoy es del libro dedicado a Escandinavia (nº 30) de la colección cocinas del mundo que publicó el periódico El Mundo.


NECESITAMOS (para cuatro personas de buen diente):

- 800 gr. de carne picada de ternera.
- 4 cebollas.
- 12 patatas.
- 50 gr de remolacha (yo la usé de frasco).
- Lechuga.
- 250 ml. de nata.
- Margarina.
- Salsa kulor, aunque no es indispensable.
- Sal.
- Pimienta.


LO HACEMOS:

Hervimos las patas con su piel. Las dejamos templar las pelamos y las reservamos.

Cortamos la cebolla en rodajas y la reservamos.

Salamos la carne y preparamos los bistecs con cien gramos de carne y les damos forma redondeada y aplanada. Los freímos en la sartén durante unos minutos por cada lado.

En la sartén donde hemos preparado la carne, con un poco de margarina, pochamos la cebolla. Cuando ésta esté lista la reservamos y en la misma sartén preparamos con la nata una salsa que dejaremos reducir hasta que espese y a la que le añadiremos la salsa kulor, sal y pimienta al gusto.

Para montar el plato pondremos el bistec cubierto por la cebolla y la salsa y como acompañamiento las patatas y la lechuga. La remolacha se sirve aparte, pero a mí me parecía que le daba color al plato.


martes, 20 de marzo de 2012

ENSALADA DE POLLO Y SETAS








El otro día os comentaba que no tengo tiempo para hacer todo lo que me gustaría, y aquí tenéis un ejemplo. Hace más de quince días conocí a Emma de Una terapia muy dulce, ya que casualidades de las casualidades, su pequeño minichef, Hector, va al mismo colegio que mi hija pequeña y un lunes por la tarde, el día que estoy en el AMPA, se acercó a conocerme. Me hizo mucha ilusión, algunos ya sabéis lo que es conocer a alguien con quien sólo tienes relación virtual. Además me trajo un regalo hecho por ella: este preciosísimo huevo frito que veis en la foto y que viaja en esta chaqueta desde aquel día.

Un beso muy fuerte Emma.

 



La receta de hoy es un clásico en mi casa, pertenece a esas ensaladas que sirven como plato único y ya no cocinas más. La saqué de una revista dedicada a ensaladas ligeras que compró mi marido hace ya años y que tengo desgastada por el uso.

Se trata de una ensalada que lleva soja; ésta y sus derivados nos ayudan a prevenir la osteoporosis y a controlar el colesterol. El resto de la ensalada, sanísimo, pollo y setas a la plancha.


NECESITAMOS (para cuatro personas):

- 2 pechugas de pollo sin piel.
- 250 gr. de brotes de soja.
- 100 gr. de setas (yo pongo la bandeja de 250 gr.)
- 1 manojo de perejil (yo lo pongo seco).
- 2 dientes de ajo.
- 3 cucharadas de salsa de soja.
- 2 cucharadas de vinagre de jerez.
- 4 cucharadas de aceite.
- Sal y pimienta recien molida.

LO HACEMOS:

Pintamos con un poco de aceite una plancha y hacemos sobre ella las pechugas; salpimentamos y dejamos enfriar.

Lavamos los brotes de soja y los dejamos escurrir en un colador.

Preparamos las setas en tiras y las hacemos en la plancha.

En un cuenco amplio ponemos las setas, la soja, el ajo pelado y machacado y el pollo cortado en tiras finas.

Se prepara el aliño mezclando la salsa de soja, el vinagre, el aceite, la sal y la pimienta; lo emulsionamos y lo vertemos sobre la ensalada. Mezclamos bien.

Por último añadimos el perejil muy picado y servimos.

jueves, 8 de marzo de 2012

PECHUGAS DE POLLO RELLENAS DE QUESO.





Llevo una temporada en la que el tiempo no me cunde, por más que intento estirarlo siempre me falta. Creo que se trata de un mal del "mundo moderno", algo así como stress o  el "llego tarde" del conejo de Alicia; ¿recordáis que llevaba un reloj en la mano e iba todo acelerado?.

Lo cierto, es que no veo el momento en que a los niños les den las vacaciones de Semana Santa y dejar durante unos días las ecuaciones de segundo grado, los sistemas de ecuaciones y esos temas de conocimiento del medio que a veces, y que no se enteren nuestros hijos, son tan áridos.

Esta receta lleva mucho tiempo esperando para ser publicada, principalmente por la foto, que no os percibir lo delicioso de este pollo, pero por más que la he repetido en otras ocasiones no hay forma de retratarla más sabrosa.

La receta la aprendí en Pamplona de una compañero de trabajo de mi marido y desde entonces, catorce años, la hemos comido en numerosas ocasiones y aún nos sigue pareciendo deliciosa. No se necesita más que un buen queso azul, unas patatas, champiñones, nata y pechugas de pollo, vamos todo sencillito de encontrar. Un consejo con el queso, yo utilicé en una ocasión un roquefort y quedó excesivamente fuerte, nos costó mucho comerlo ya que el resto de los sabores quedaban anulados por el predominio del queso.


NECESITAMOS (para dos personas):

- Una pechuga de pollo por comensal.
- 300gr. de champiñones laminados.
- 200ml de nata para cocinar.
- Queso azul (de sabor suave, yo uso el Cantorel) suficiente para rellenar las pechugas y hacer una salsa de queso.
- Tres patatas medianas para freir.
- Un huevo.
- Pan rallado.
- Aceite.
- Sal.


LO HACEMOS:

Rellenamos las pechugas con el queso y las empanamos; las reservamos sobre un papel absorbente.

Pelamos, picamos las patatas y las freímos en el mismo aceite en el que hemos empanado las pechugas.

Mientras se van friendo las patatas, en una cazuela donde nos quepan las pechugas, hacemos con un poco de aceite los champiñones. Cuando éstos estén en su punto les añadimos la nata y el queso y preparamos la salsa, que tiene que espesar un poco.

Cuando la salsa esté lista añadimos las pechugas y las dejamos que se impregnen durante unos minutos con la salsa.

Para entonces ya tendremos fritas las patatas que añadiremos a la cazuela, damos una vuelta a todo el conjunto, que coja bien los diferentes sabores y listo.

Lo mejor del plato es comerse las patatas y los champiñones con la salsa y está muchísimo más rico si se deja reposar de un día para otro. Si hacéis esto último tendréis que calentar el plato en el microondas para que no se pegue la salsa y se nos queme.