lunes, 26 de abril de 2010

GALLETAS DE MANTEQUILLA



Cuando pregunté a mis hijos que hacía para la fiesta de la parroquia no tuvieron duda, galletas, galletas y más galletas.

En la red existen infinidad de recetas para hacer galletas de mantequilla, todas llevan los mismos ingredientes: mantequilla, azúcar, huevos y harina. Algunas recetas añaden esencia de vainilla y otras te dejan que decidas si te apetece ponerla.
El hacer estas galletas sólo tiene dos secretos: uno, como dice María José, una buena mantequilla y el segundo ponerle cariño e imaginación. Una vez conseguidos estos dos ingredientes la cosa rueda sola.


De todas las recetas elegí la de webos fritos, ya que las cantidades que utiliza para hacer las galletas se adaptaban perfectamente a lo que necesitaba. Salen unas ochenta galletas utilizando moldes de tamaño normal.
¿Os animáis?
NECESITAMOS
- 300 gr. de mantequilla.
- 200 gr. de azúcar.
- 2 huevos.
- 500 gr. de harina.
- 1 cucharada de esencia de vainilla (yo no la puse).
- cortapastas para galletas.
- pepitas de chocolate, coco, chocolate fundido, avellanas, azúcar glas.... para decorar.
LO HACEMOS
Ponemos la mantequilla en el microondas para que se ablande, yo la dejo hasta que se deshace. Añadimos el azúcar a la mantequilla y lo batimos. A continuación incorporamos los huevos y la esencia de vainilla, si hemos decidido ponerla. Volvemos a mezclar.
En este momento incorporamos poco a poco la harina hasta que ya no podamos batirla.
Cuando ya sea difícil incorporar la harina con el batidor empezamos a amasar con las manos y seguimos añadiendo la harina restante.
Nos quedará una masa homogénea, dúctil y blanda que no se pegará a las manos.
Dividimos la masa en cuatro porciones, la envolvemos en film transparente y la metemos a la nevera al menos una hora.
Pasado ese tiempo encendemos el horno y lo calentamos a 180º.
Mientras tanto ponemos dos trozos de film sobre la mesa de trabajo y metemos entre ambos un trozo de masa que trabajaremos con la ayuda del rodillo hasta que sea una lámina de aproximadamente medio centímetro.
Cortamos las galletas con los cortapastas elegidos y las dejamos sobre una bandeja de horno.
Yo suelo poner papel de horno sobre la bandeja antes de colocar las galletas para evitar que se peguen.
Las horneamos unos quince minutos, que se vean doradas pero que aún estén blandas, ya que al enfriarse además de endurecerse toman ese sabor característico a mantequilla.
Las sacamos del horno, las dejamos enfriar sobre una rejilla y si nos apetece las adornamos.
Para hacer las de coco, éste de añade a la masa una vez hecha. Para las margaritas, la pepita de chocolate se pone antes de meterlas al horno.
¿Unas galletas para desayunar?

sábado, 24 de abril de 2010

FIESTA SOLIDARIA



El sábado pasado fuí de fiesta y lo pasamos estupendamente, jugamos, hicimos nuevos amigos y tuvimos una merienda riquísima.




Hace un año los chicos de quinto y sexto de primaria de mi parroquia, Nuestra Señora del Carmen, del barrio de Montaña en Santander pensaron que sería una buena idea hacer algo por los demás, sobre todo por los niños.
Tanto a Jesús, nuestro párroco, como a sus catequistas y monitores les pareció una idea estupenda y se pusieron manos a la obra.

Pensaron y pensaron qué podían hacer y se les ocurrió apadrinar un niño. Desde luego la idea era excelente y muy valiosa dentro de un grupo de niños de 10 y 11 años, ya que en los tiempos que corremos, en los que vivimos con tanta prisa no somos capaces de acordarnos del de al lado y ellos pensaban ni más ni menos que embarcarse en tan ardua tarea.



Ya tenían la idea pero ahora se les planteaba el gran problema ¿de dónde sacamos 365 euros para apadrinar a un niño?.
Lo cierto es que tenían todo un problemón. Se podía ir a casa y pedir dinero a padres, abuelos, tios... pero entonces no lo habrían conseguido ellos, si no sus familias; así que ya estábamos donde empezamos, con idea pero sin fondos.



Imagino que debieron de pasar todo tipo de ideas por sus cabezas, desde las más realistas a las más inverosímiles, para eso son niños, pero al final ¡¡¡EUREKA!!!, ¡haremos una fiesta con merienda y cobraremos la entrada!.




A todos les pareció estupendo y comenzaron a preparar el gran acontecimiento.

Jesús puso la iglesia y los locales, la mesa de pin pon, el futbolín y otras muchas cosas.
Los monitores, no sólo los de quinto y sexto, pusieron mucho trabajo, entusiasmo y el apoyo que necesitaban los niños. En nuestra parroquia hay un nutrido grupo de jóvenes entre 17 y 20 años que animan a los chicos la catequesis a partir de quinto de primaria, van con ellos a los campamentos, tocan la guitarra y cantan en el coro con los niños y tienen paciencia infinita. Desde aquí darles las gracias a Ana, Antonio, Diego, Eduardo, Iván, Javi, Juan Carlos, María y las Paulas, Saiz y Valverde, que pese a su juventud son capaces de alternar sus vidas y sus estudios con nuestros hijos y salir airosos de ambos retos.
Las catequistas hablaron con las madres de los niños, nos contaron la idea y pidieron nuestra ayuda. Existían dos opciones en cuanto a la merienda, una el comprarlo ellos y luego descontarlo del dinero que sacaran y otra que entre todas hiciésemos la merienda y así les quedara a lo chicos todo el beneficio, no tiene ni que decirse que elegimos la segunda.

Al final todos acabamos trabajando duro.

La fiesta fue un éxito, se abrió una fila cero para que los que no pudiesen ir hicieran su aportación y los chicos consiguieron apadrinar un niño.




Este año la experiencia se ha repetido. Fuimos de fiesta por los demás, trabajamos mucho, lo pasamos estupendamente, el karaoke, la mesa de pin pon, el futbolín y la carrera de chapas cautivaron a grandes y pequeños, así como los talleres y los juegos que se hicieron en la calle en los que participaron todos.


Casi se ha conseguido el dinero para apadrinar otro niño.

¿Qué maquinarán para conseguir el dinero que les falta?... No lo sé, de ellos podemos esperar cualquier idea, pero sea cual sea les apoyaremos con todo el cariño.

Mi aportación para ese día fueron las galletas que veís y una empanada de queso y bacon.

La semana que viene os digo como las hice.
Besos a todos.


lunes, 12 de abril de 2010

¡¡¡ UNA DE MEJILLONES !!!



¡¡¡ Una de mejillones!!!, ¡¡¡ una de rabas !!!. Este es el sonido que inunda los bares de Santander los fines de semana, y es que rabas y mejillones como los del norte....
Lo cierto es que a mi los mejillones no me entusiasman, si hay que comerlos me los como, pero esa salsa roja para mojar pan... deliciosa.
Es un plato barato, socorrido y que a la gente le gusta mucho pero a mí me cuesta hacerlo, hay que limpiar los mejillones, rasparlos bien con el cuchillo, quitarles todas las barbas y sobre todo en invierno cuando hace frío "no sientes las manos".
El esfuerzo merece la pena cuando nadie habla en la mesa y sólo les ves comer y en algunos casos chuparse los dedos.
Por cierto, ¿queréis chupároslos vosotros? Empezamos.

NECESITAMOS:

- 1 kg. de mejillones.
- el caldo de cocer los mejillones.
- media cebolla.
- un buen chorro de vino blanco.
- una cucharada de harina.
- una guindilla de cayena, si lo queréis más picante dos.
- tres cucharadas de tomate frito.
- una cucharadita de pimentón dulce.
- un poco de aceite de oliva.

LO HACEMOS:

Limpiamos bien los mejillones y los ponemos en una cazuela amplia con un poco de agua y los cocemos al vapor, a quien les cuece con una hoja de laurel y un poco de cebolla. Cuando se abran los sacamos con cuidado de no quemarnos de la cazuela, les quitamos la valva que no tiene "bicho" y reservamos.
Colamos el caldo de cocer los mejillones y también lo reservamos.
Picamos la cebolla fina y, en una cazuela donde quepan bien los mejillones ponemos un chorrito generoso de aceite, añadimos en frío la cebolla y la guindilla partida y que se vaya haciendo poco a poco.
La guindilla picará más si la echamos en el aceite frío.
Una vez que la cebolla esté hecha ponemos la cucharada de harina y rehogamos un poco, después añadimos la cucharita de pimentón y el tomate frito. Todo ello con mucho cuidado para que no queden grumos. Por último el vino blanco y dejamos que pierda el alcohol.
Nos habrá quedado algo parecido a una pasta de tomate a la que añadiremos poco a poco y removiendo bien, para evitar los grumos, el agua de cocer los mejillones. No añadiremos sal ya que el agua de los mejillones es salada.
Dejamos que hierva y movemos la cazuela un poquito por el mango para que la salsa tome cuerpo, añadimos los mejillones les dejamos un rato al calor con la salsa acordándonos de moverla de vez en cuando y ......
A COMEEEER...no olvidéis una buena barra de pan.

viernes, 2 de abril de 2010

BUÑUELOS DE LANGOSTINOS


A todos los que ya pensáis en los días de verano.
Tras las vacaciones el espíritu aún se siente aventurero, las nuevas gentes, los nuevos caminos y cómo no, los nuevos sabores.
Mis vacaciones no han sido tan exóticas como la receta que os presento, pero han cundido sobre todo a la hora de adquirir nuevos "cacharritos" para la cocina.
La comida tailandesa es tan variada como refinada a la hora de la presentación. La combinación de productos autóctonos como el arroz, las frutas y las verduras y las influencias externas, dan como resultado una cocina variada y nutritiva.
Aunque lo general es que a la hora de preparar un aperitivo la cocina tailandesa recurra a la pasta de arroz cocida al vapor y con diferentes rellenos, nuestro plato presenta la peculiaridad de formar un buñuelo, que no tendría nada de particular si no estuviera acompañado de la salsa de verduras, que le aporta al buñuelo un sabor muy especial.
Un plato para sorprender, fácil de hacer y que además se puede preparar con antelación, el único requisito es freír los buñuelos en el momento de comerlos.
La receta está sacada del número 26 de los libros de cocina publicados por El Mundo.
¡ Vamos a ello !
NECESITAMOS
Para los buñuelos:
- 600 gr. de langostinos.
- 150 gr. de tocino.
- 2 rebanadas de pan del día.
- 1 cucharadita de sal.
- 1/2 cucharadita de azúcar.
Para la salsa
- 200 ml de vinagre blanco destilado.
- 60 gr. de azúcar.
- 5 guindillas ( yo pongo menos ).
- 2 chalotas.
- 30 gr. de coliflor o una cucharada.
- 30 gr. de pepino o una cucharada.
- 1 cucharada de maíz baby.
LO HACEMOS
Para preparar los buñuelos metemos los langostinos y el tocino en la picadora. Añadimos al picado la sal, el azúcar y el pan desmigado. Amasamos todo y formamos los buñuelos.
Los freímos en una sartén a fuego vivo y con el aceite bien caliente hasta que estén dorados.
Para preparar la salsa picamos muy fino las chalotas y las guindillas; la coliflor y el pepino en juliana fina. En un cazo calentamos el vinagre y el azúcar hasta que hierva, bajamos el fuego, lo removemos bien y lo dejamos enfriar. Una vez frío se añaden las verduras, se mezcla bien y se reserva.
¿ Os animáis ?