Con los pimientos ocurre como con las croquetas, en cada familia existe una receta de la cual estamos orgullosos y va pasando de unas cocineras o cocineros a otros. En mi caso éstos son los pimientos que siempre ha guisado mi madre, salvo por un detalle, ella les pone aceitunas verdes en el relleno y yo jamón serrano muy picado.
Es un plato agradecido y muy celebrado en casa. La última vez que los hice fue el día de Nochebuena, pero no como parte de la cena si no para la comida. Me los pidió mi hija Verónica por su "cumple", ese día hacía nueve añazos. Tengo que decir que, solamente por la satisfacción de ver como se los comía -aderezados con patatas fritas-, mereció la pena pasar la mañana del día anterior rellenando pimientos.
¡A COCINAR!
NECESITAMOS
- Un bote de pimientos del piquillo enteros.
Para el relleno
- 250 gr. de carne picada mixta (de ternera y cerdo, queda más jugoso).
- 1 huevo.
- 3 lonchas de jamón serrano o 6 aceitunas verdes.
- 6-8 cucharadas soperas de tomate frito.
- Media cebolla.
- Aceite.
- Sal.
Para la salsa.
- 2-3 dientes de ajo.
- Un chorrito generoso de vino blanco.
- El caldo del bote de pimientos
- Una cucharada sopera de harina.
- Un vaso y medio de agua, de los de agua
- Aceite.
- Sal.
Para el rebozado.
- Harina.
- Un huevo.
- Aceite.
LO HACEMOS
Primero hacemos el relleno. Picamos media cebolla y la pochamos en una sartén a fuego suave con un chorrito de aceite. Cuando esté transparente incorporamos la carne y cuando ésta comience a dorarse le añadimos el jamón o las aceitunas (al gusto de cada uno) muy picados, le damos un par de vueltas en la sartén y añadimos el huevo. Mezclamos bien el huevo con la carne, el jamón o las aceitunas y añadimos el tomate frito. Volvemos a mezclar todo y dejamos que la carne acabe de hacerse a fuego suave. Corregimos de sal.
Cuando la carne esté templada rellenamos los pimiento con una cucharilla y mucho cuidado para que no se rompan. Debemos dejar un poco menos de un tercio del pimiento sin rellenar para que al rebozarlo podamos cerrarlo bien, no se salga el relleno y nos salte el aceite al freirlos.
Preparamos la salsa. Picamos los dientes de ajo en láminas. En una cazuela baja ponemos aceite y doramos los ajos con cuidado para que no se quemen. Cuando estén dorados añadimos la cucharada de harina y la movemos para que se tueste pero no se queme. Seguido incorporamos el vino blanco, dejamos que pierda el alcohol , y movemos la harina para que no se hagan grumos, después el caldo de los pimientos y volvemos a mover el caldo que estamos haciendo y por último el agua. Removemos bien el caldo y lo salamos un poco, ya que los pimientos, bien por el jamón bien por las aceitunas, tienen suficiente sal. Dejamos el caldo a fuego suave.
Rebozamos los pimientos. En una sartén ponemos aceite suficiente para freir los pimientos y lo calentamos. Mientras, pasamos los pimientos primero por harina y después por huevo batido. En este momento es cuando los sellamos para poderlos freir, los cerramos como si fuesen un sobre, metemos una parte de la boca del pimiento hacia adentro, que apoye sobre el relleno, y a la otra parte de la boca le ponemos un poquito de harina y huevo por dentro y lo cerramos. Pegará bien porque la parte que cierra también tiene harina y huevo y al cerrarlo resbalará un poco.
Freímos los pimientos y los incorporamos al caldo. Tapamos la cazuela dejando un poco abierto para que el guiso respire y la ponemos al fuego unos 20 minutos, moviendo la cazuela de vez en cuando como al pil pil para que los pimientos no se peguen y la salsa ligue.
¡ A COMEEEEEEER!
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